
Siempre me haces un lugar, convertis mi
roce perdonado en caricia.
Me observas de lejos aún cuando yo no lo
hago de reojo.
Esperas mi prohibida invitación,
para irte victorioso y sin mas culpa
de la que ya tenemos.
Nuestra sinceridad siempre tiene límites,
porque temo de mí, porque temes de vos;
porque tememos lo que alguna vez
podamos llegar a sentir. O sentimos..
Solo que en voz baja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario