domingo, 18 de enero de 2009




Tomó mis dos manos y dijo en su tono normal de voz:
- Andate lejos
Lo miré de reojo, por arriba de mi hombro derecho,
- ¿A dónde queres que me vaya?
- Lejos.
Me levante como sin apuro. Es más, no tenía apuro.
Para irme de vos, no tengo apuro.
Acomodé mi pantalón corto y mis cordones. No fué por temor a caerme, fue para matar un tiempo que no corria más y hacía el silencio más profundo.
Junté palabras y las enterré en mis labios para no decirle nada.
Para no decirte.
Caminé en sentido a casa, pero sin brújulas de consuelo.
Caminé con la menor idea de cual sería mi destinación.
Le fuí a declarar mi platónico amor, y él estaba ocupado. Como el teléfono de mi doctor.
- ¿Dónde estas?
- Me fui a casa, estaba con gente que no queria.
- Esta bien.. Escondete en tu mínimo mundo. Mínimo, pero tuyo.
- Quizás me esconda bajo las sábanas. Como cuando era más chiquita que ahora, y le temía a los Monstruos.
Ahora les sigo temiendo.. Pero me preocupa más la gente. Y vos..

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